jueves, 22 de marzo de 2012

Pequeño genio

Bueno, aquí les dejo este video donde podemos ver a Sara haciendo algunas sumas.
Saludos a todos

jueves, 15 de marzo de 2012

Con la logopeda del centro

Con este video lo que se pretende enseñar es como Sara responde a las demandas de una tarea sin sus terapeutas habituales (la mujer que aparece en el vídeo es la logopeda del centro escolar al que Sara acude), sin estar en su entorno habitual de trabajo (no se trabaja el método ABA en su cole) y con una persona que no cuenta con la formación en ABA (la logopeda no está formada en el método, por tanto, no será el objetivo de este video juzgar su actuación ya que ella interactúa con Sara como suele hacerlo en su día a día en el colegio).

Igual/Diferente

Aquí les dejo un video donde Sara discrimina entre imágenes que són iguales o diferentes según se le demande.

Un saludo

lunes, 12 de marzo de 2012

Nuevo material






Imitación

"Somos imitación en más de una mitad; lo importante, es escoger buenos ejemplos por imitar."
 Lord Chesterfield

Entre las acepciones que ofrece la Real Academia de la lengua Española (RAE) sobre la palabra "Imitar" encontramos las siguientes:
                                1.- Ejecutar algo a ejemplo o semejanza de otra cosa.
                                3.- Hacer o esforzarse por hacer algo lo mismo que otro o según el estilo de otro.

Teniendo presente estas acepciones y relacionándolas con la frase que encabeza esta entrada debemos potenciar en los niños el desarrollo de la capacidad de imitación, a través de la presentación de conductas adecuadas a imitar para su posterior generalización a otros contextos y como habilidad "puente" para el fomento de otras habilidades.


La imitación constituye uno de los principales procesos de aprendizaje. Esta habilidad no es innata sino que evoluciona a la par que el individuo se desarrolla. Por este motivo, muchos niños y niñas afectados de algún trastorno del desarrollo o cualquier otra afección que altere su desarrollo evolutivo normal, pueden no presentar esta habilidad o, si la presentan, puede no presentarse de forma generalizada (esto último quiere decir que el individuo no muestra esta conducta en diferentes contextos. Por ejemplo, es posible que el niño durante una sesión de trabajo imite a su terapeuta pero en casa no imita a su hermano mayor).

Son numerosos los estudios que demuestran la importancia de la imitación para el desarrollo de otras habilidades como puede ser el lenguaje. Veamos la relación existente entre imitación y lenguaje. El balbuceo en un bebe tiene varias funciones; con el balbuceo el niño consigue estimulación de las diferentes partes del aparato bucofaríngeo y, por otro lado, trata de "producir los mismos sonidos" que provienen de su ambiente. ASí cuando el bebé comienza a emitir algunos fonemas el adulto refuerza esta conducta prestándole atención y diciéndole "Muy bien, a ver como lo dices /aa/, /mm/". Como la conducta de emitir sonido ha sido reforzada positivamente, el bebé sigue realizando esta conducta hasta que va perfeccionando esos sonidos, los cuáles son reforzados nuevamente por las personas del entorno. 

Otro ejemplo muy ilustrativo de cómo puede ayudar la imitación a la adaptación del ser humano a su adaptación es su importancia en el desarrollo de las habilidades sociales. Por ejemplo, un niño que llega a un parque donde hay más niños jugando y comienza a hacer lo que ellos para lograr entrar en el grupo y poder participar del juego.

Por todo lo comentado es de vital importancia fomentar el desarrollo de esta habilidad en niños y niñas que por alguna causa no haya podido adquirir la capacidad para imitar. En el Análisis de Conducta Aplicado, esta habilidad constituye un área prioritaria a la hora de diseñar la intervención.


Omayra Figueroa Reguera

jueves, 8 de marzo de 2012

Exintición


Esta técnica se basa en la idea de que una conducta que se mantiene gracias a las recompensas que recibe, puede desaprenderse si deja de ser recompensada.

Concepto de extinción
El procedimiento de extinción consiste en suprimir el reforzador de una conducta previamente reforzada. Es decir, establecer las condiciones para que la persona no reciba reforzamiento tras la emisión de las conductas desadaptadas. Atención, aprobación, reforzadores materiales dejan de seguir contingentemente a la conducta que se desea reducir.
EJEMPLO. Cada vez que Carlos grita y patalea, nosotros vamos y le prestamos atención a su conducta diciéndole: “Pero Carlos, ¿Qué pasa? ¿Por qué haces eso? Ven conmigo, vamos a preparar untos la merienda”. Sabemos que cada vez que Carlos grita y patalea nosotros vamos donde está él y hacemos cosas juntos para evitar que vuelva a hacerlo, con lo que Carlos ha aprendido a usar esa conducta para lograr hacer cosas con nosotros. La extinción consistiría en dejarlo gritar y patalear, para que no logre nuestra atención.

Extinción y conductas disruptivas


El hijo de Marta (de 5 años) solía pellizcarla sin motivos aparentes. Marta pensó que debía tener algún problema que le llevara a comportarse de ese modo. En consecuencia, cada vez que su hijo la pellizcaba, dejaba todo lo que estuviera haciendo, le explicaba que no estaba bien que los niños pellizcasen y le preguntaba por qué lo hacía. El chaval solía responder “No lo sé” y volvía a pellizcar al poco rato. Finalmente, Marta explicó la situación a la maestra del niño. Ésta le sugirió que no hiciera caso a los pellizcos, por muy molestos que le resultasen. Marta así lo hizo durante algunas semanas y los pellizcos desaparecieron.

La extinción es un procedimiento muy eficaz para reducir o eliminar problemas cotidianos de comportamiento en los niños. Consiste en ignorar la conducta, eliminar la atención (refuerzo positivo) que esa conducta provoca. Si se es constante en la puesta en marcha de este procedimiento, el niño acabará dándose cuenta de que actuando de ese modo ya no obtiene la recompensa de la atención, por lo que es esperable que de forma gradual deje de emitir esa conducta. A la hora de poner en marcha la retirada de atención y con vistas a maximizar la eficacia del procedimiento conviene:

 Evitar mantener contacto ocular con el niño o hacerle algún tipo de señal no verbal (gesto, mueca, etc.). Para ello puede ser útil volverse de espaldas o incluso salir de la habitación donde esté el niño.

 No mantener ningún contacto verbal con él. Si el padre/madre ha decidido ignorarle no debe decirle nada; se debe recordar que reprochar, sermonear, explicar, etc., son formas de prestar atención y, por tanto, de reforzar conductas no deseada.

 No mantener ningún contacto físico y si él se acerca, lo mejor es apartarse sin decir nada.

 Es importante comenzar a ignorar al niño tan pronto como la conducta comienza y dejar de hacerlo cuando la conducta inadecuada termine. Por ejemplo, si Miguel ha comenzado una llantera porque quiere bajar al parque y la madre ha decidido ignorarle, deberá retirar la atención desde los primeros momentos en que Miguel comienza a hacer pucheros, y mantenerse así hasta que la llantera desaparezca del todo. Una vez terminada, puede comenzar a hacerle caso de nuevo, pero sin referirse para nada a lo sucedido anteriormente.

 Hay que tener presente que la retirada de atención es un procedimiento de extinción, por tanto, es esperable que en los primeros momentos de su puesta en marcha se produzca un aumento de la frecuencia de la conducta y un agravamiento de la misma.

 Es necesario ser paciente; éste es un procedimiento lento que produce una reducción paulatina de la conducta y que, por tanto, requiere paciencia y esfuerzo por parte de la persona que lo lleva a cabo. Por eso, es importante escoger unas condiciones adecuadas para comenzar a implantarlo. Por ejemplo, no parece recomendable comenzar a extinguir la conducta de Raquel de levantarse por la noche e ir a la cama de sus padres, si al día siguiente su padre ha de asistir a una entrevista de trabajo muy importante.

 Es necesario mantener la retirada de atención de forma constante hasta que desaparezca la conducta. Si no se hace así, y de vez en cuando los padres vuelven a prestar atención a dicha conducta, en vez de eliminarla la estaremos reforzando de forma intermitente, lo que hará que ésta se mantenga durante más tiempo.

 Este procedimiento no debe ser empleado en aquellas conductas que puedan suponer un daño para el propio niño o para otros, como, por ejemplo, golpearse la cabeza contra la pared. Tampoco en aquellas conductas que queremos que desaparezcan de forma inmediata, dado que es un procedimiento eficaz pero lento.

Refuerzo VS. Castigo


A menudo las personas actuan sobre el ambiente que les rodea para conseguir unos resultados. Si estos resultados son favorables, el comportamiento desarrollado tiende a repetirse y se consolida. Estos efectos o consecuencias son los llamados reforzadores. Reforzadores y gratificaciones o recompensas son terminos similares que se utilizan en el mismo sentido. Se trata de ciertos hechos que aumentan la conducta que les precede, sea en intensidad, sea en frecuencia.

Cuando castigamos una conducta aplicando consecuencias aversivas, hablamos de castigo positivo y cuando castigamos una conducta eliminando estimulos positivos para el nino, hablamos de castigo negativo. Son procedimientos de castigo negativo el tiempo fuera y el costo de respuesta. Del tiempo fuera hablaremos mas adelante.

 Refuerzo e incremento de conductas
Las consecuencias positivas que siguen a una conducta reciben el nombre de reforzadores, dado que ayudan a reforzar y fortalecer la conducta. Existen dos formas basicas de reforzar una conducta:

  • La conducta va seguida de un premio o una recompensa, ya sea material (un juguete, un dulce) o social (una palabra de elogio, una sonrisa, la atención de los adultos, etc.). En este caso, la consecuencia positiva que sigue a la conducta recibe el nombre de reforzador positivo, y hará que el comportamiento sea mas probable en el futuro. Si cuando Pedro come solo, ordena su cuarto o hace los deberes sus padres le premian por ello, es esperable que Pedro repita dichas conductas con frecuencia y aprenda a realizarlas de forma sistemática.
  • Otro modo de reforzar una conducta es que dicho comportamiento ponga fin a una situación desagradable. Por ejemplo, cuando Luisa tiene que comer pescado(alimento que no le gusta) comienza a hacer arcadas o a decir que le duele el estomago; como consecuencia de ello su madre le retira el pescado. Parece lógico esperar que la conducta de hacer arcadas o de quejarse de dolor de estomago se repita cada vez que Luisa ha de comer un alimento que no le agrada, ya que ha sido reforzada por la desaparición de un acontecimiento negativo para ella. En este caso la conducta de quejarse produce alivio en cuanto que pone fin a una situación aversiva, y el alivio es tambien un potente reforzador. Cuando la consecuencia positiva de una conducta es la desaparición de una situación aversiva que estaba previamente presente hablamos de reforzador negativo.

No hay que olvidar que tanto el refuerzo positivo como el refuerzo negativo constituyen consecuencias positivas de una conducta y, por tanto, ambos fortalecen dicho comportamiento y hacen que este sea mas probable en el futuro.

De lo dicho anteriormente se deduce que cuanto mas se refuerce una conducta o una respuesta, mas probable es que dicha conducta se repita en lo sucesivo. Por el contrario, si a una respuesta se la deja de reforzar o la consecuencia que se deriva de ella es desagradable para la persona que la emite, esta se ira progresivamente debilitando e incluso llegara a desaparecer o a extinguirse por completo.

Tipos de reforzadores positivos:

o Los reforzadores materiales o tangibles (dulces, juguetes, dinero, etc.).
o Los reforzadores de actividad; una actividad que sea agradable para el sujeto
puede funcionar tambien como un potente reforzador (ver la tele, jugar con los
amigos, hacer deporte, dibujar, etc.).
o Los reforzadores sociales son aquellas conductas que otros individuos realizan
dentro de un determinado contexto social. Son reforzadores sociales la atencion,
la sonrisa, el abrazo, las palabras de elogio, etc.

La pregunta que se puede plantear ahora es: ¿Que tipo de reforzadores conviene utilizar? Esto depende de las circunstancias, del tipo de conducta, etc. Sin embargo, existen algunas consideraciones generales que es preciso tener en cuenta.
Los reforzadores materiales y los reforzadores de actividad suelen ser mas potentes, es decir, tienen mas capacidad de refuerzo que los reforzadores sociales, por lo que resulta aconsejable utilizarlos en los primeros momentos del aprendizaje de una conducta. Sin embargo, presentan algunos problemas. El primero, que producen facilmente saciacion. Por ejemplo, si a un nino se le refuerza comprandole todos los dias una bolsa de patatas es posible que el niño acabe cansandose de patatas, por esto, se aconseja administrar mas de un tipo de refuerzo con el fin de que no se produzca este efecto. En segundo lugar, algunos padres y profesores se muestran reacios ¡a pagar¡¨ a los ninos para que se comporten adecuadamente a pesar de que ellos en realidad trabajan tambien por refuerzos tangibles como salario, coches, joyas, etc. Por último, no siempre es posible reforzar con este tipo de estimulos, dado que a veces no estan disponibles, por ejemplo, ir a ver un partido de futbol. Siempre que se utiliza un reforzador material o de actividad debe acompanarse de un reforzador social, con el fin de que con el paso del tiempo se pueda ir retirando el refuerzo tangible y sea el reforzador social el que mantenga la conducta. Por ejemplo, cada vez que Ana recoge su habitacion su mama la premia con un bollo de chocolate y mientras se lo da le dice: ¡Muy bien, estoy muy contenta por tu comportamiento¡¨. Es de esperar que al cabo de un tiempo, el reforzador social "¡estoy muy contenta¡" sea suficiente para que la conducta de recoger la habitacion no se extinga.
Principios y aplicaciones del refuerzo positivo.
A la hora de aplicar reforzadores y con el objeto de maximizar su eficacia es preciso tener en cuenta algunos principios fundamentales:

  • Una recompensa o refuerzo es mas eficaz si se aplica inmediatamente después de la conducta que queremos reforzar, de la conducta adaptada.
  • En las primeras fases del aprendizaje el reforzador debe aplicarse de forma continua, es decir, cada vez que el niño manifieste la conducta que queremos implantar.
  • En los primeros momentos es importante que al niño le sea facil obtener el reforzador con el fin de que se implique mas en la realización de la conducta. Por tanto, es preciso que consiga mucho refuerzo con muy poca conducta.
  • Una gran parte de los comportamientos que queremos ensenar a los niños son conductas complejas, es decir, se componen de pasos diferentes (por ejemplo, lavarse los dientes, vestirse solo, aprender a leer, etc.). En estos casos y para que se aprenda mejor no conviene esperar a que la conducta se de en su totalidad, sino que es mejor reforzar cada uno de los pasos de que se compone.
  • Una vez que la conducta esta aprendida y se da con cierta frecuencia, conviene dejar de reforzarla de forma continua y pasar a reforzarla de forma intermitente. Es decir, no todas las veces que se da la conducta, tan solo cada equis veces o cada cierto tiempo.

Castigo y reduccion de la frecuencia de conductas
El castigo positivo es el metodo mas eficaz a la hora de eliminar una conducta, dado que si este se aplica de modo correcto produce una reduccion rapida y completa del comportamiento que queremos eliminar. Los padres administran con frecuencia castigos a las conductas inadecuadas de los ninos en forma de cachetes, encierros en lugares amenazantes, palabras ofensivas o amenazas, gritos, etc.
Sin embargo, a pesar de ser un procedimiento eficaz, debe ser utilizado como ultimo recurso, cuando los otros procedimientos han fracasado, o en conductas muy inadecuadas o peligrosas que conviene que sean eliminadas de manera inmediata.

En general, podemos afirmar que conviene evitar el castigo como metodo normal de educacion, por las siguientes razones:

  • El castigo puede generar sentimientos de miedo o temor entre padres e hijos.
  • El castigo hace aprender al niño conductas de huida y evitacion, sobre todo respecto de la persona que castiga.
  • Otro de los efectos típicos del castigo y del aprendizaje de evitacion es que el nino aprende a mentir, a engañar, a huir o a ¡§escurrir el bulto¡¨ para escapar del castigo.
  • El niño, ademas, aprende a comportarse agresivamente imitando el modo como se le trata. De padres que gritan, pegan o castigan, es normal encontrar hijos que acaban haciendo lo mismo.
  • A través del castigo, normalmente, se le ensena al niño lo que no debe hacer, pero no se le indica cual es la conducta positiva que se espera de el.

Por todas estas razones desde el Analisis Aplicado de Conducta se opta por el refuerzo positivo. Como se ha mencionado el castigo puede ser muy eficaz y, ademas, necesario en ocasiones muy extremas; por ejemplo, en caso grave de autolesiones en donde el bienestar del niño o niña esta en serio peligro.

En un estudio, se aplicó castigo positivo a una joven que se golpeaba la cabeza violentamente contra diferentes superficies (suelo, pared, muebles) y, en ocasiones, daba cabezazos a las personas de su entorno. Puesto que se suponia que las autolesiones eran reforzadas por la estimulacion sensorial que les reportaba (recordemos que, por lo general, las personas con retraso mental grave o con autismo tienen el umbral del dolor alterado). Se uso un dispositivo vibrador colocado en el brazo de la joven que se activaba cuando empezaban las autolesiones. El principio basico de este dispositivo es que enmascaraba, gracias a su vibracion, la estimulacion procedente de los golpes en la cabeza. En este caso, el uso del castigo era necesario, pues urgia reducir dicha conducta por el grave riesgo que suponia para quien la emitia.

conducta y problemas de conducta



Algunos sinónimos muy usados son los términos “actividad”, “acción”, “funcionamiento”, “respuesta” y “reacción”. En esencia una conducta puede ser cualquier cosa que una persona hace o dice. Aunque es verdad que todos hemos aprendido a hablar sobre la conducta de forma distinta, habitualmente lo hacemos con términos muy generales. Palabras como “honesto”, “despreocupado”, “trabajador”, “generoso” o “nervioso” son etiquetas que resumen acciones humanas, pero que no hacen referencia a una conducta específica. Por ejemplo, si se describe a un hombre como nervioso, podríamos saber en un sentido amplio a qué nos referimos. Sin embargo, no sabríamos si nervioso se refiere a la tendencia que tiene una persona morderse las uñas o a la inquietud que manifiesta cuando está sentado en una silla.

Es frecuente que los especialistas tradicionales en el campo de la ayuda psicológica usen términos genéricos a modo de resumen: por ejemplo, inteligencia, actitud, motivación y creatividad. Sin embargo, los modificadores de conducta pueden hablar con más precisión cuando se trata de comportamiento.

¿Qué queremos decir cuando decimos que una persona es inteligente? Para muchas personas, la inteligencia es algo heredado o innato en el aprendizaje, pero jamás observamos o medimos tal cosa. Por ejemplo, en una prueba de inteligencia simplemente medimos el comportamiento de una persona mientras hace una prueba. La palabra inteligente debería ser utilizada de forma adverbial (inteligentemente) para describir cómo se comportan las personas bajo determinadas condiciones, como a la hora de enfrentar una prueba.

Otros términos psicológicos, como retraso mental, dificultades de aprendizaje o autismo son también etiquetas que describen formas de comportamiento. ¿Cómo deciden los especialistas que un niño tiene autismo? Toman la decisión basándose en ciertas conductas que observan. Por ejemplo, podrían observar que un niño:
Repite a menudo ciertas preguntas, más que contestarlas con la respuesta apropiada; emite varios comportamientos auto-estimuladores; no responde cuando le llaman o se aleja de la persona que lo llama; rinde por debajo de la media ante una variedad de tareas de autonomía persona (vestirse, peinarse o comer).

¿Por qué se utilizan frecuentemente las palabras resumen o las etiquetas?
En primer lugar, porque pueden ser útiles a la hora de dar con rapidez una información general sobre cómo pudiera comportarse un individuo con determinada etiqueta (lo que no quiere decir que se comporte exactamente de esa manera, pues los comportamientos van a variar de una persona a otra. De ahí que haya que ir más allá de la propia etiqueta. Pero no se puede negar el valor informativo que tienen).
Segundo, las etiquetas pueden sugerir qué programa de tratamiento en particular servirá de ayuda.

No obstante, el uso de palabras resumen o etiquetas presenta una serie de inconvenientes. Uno de ellos es que puede dar pie a pseudoexplicaciones (explicación no correcta en su totalidad). Otra desventaja de las etiquetas es que puede influir negativamente en la forma en que se trata a la persona. Además, las etiquetas pueden hacer que nos centremos en los comportamientos problemáticos de un individuo más que en sus capacidades.

Debido a estos aspectos, me gusta la forma que tienen G. Martin y J. Pear de definir todo problema conductual en términos de deficiencias conductuales y excesos conductuales. Esta clasificación surge por varias razones. Primero, para ayudar a evitar los problemas derivados de un uso excesivo de las etiquetas. Segundo, con independencia de las etiquetas asignadas a cada individuo, es la conducta la que causa preocupación, y también la conducta la que debe ser tratada para mejorar el problema. Vamos a ver ahora algunos ejemplos de deficiencias y excesos conductuales:

Deficiencias conductuales
1. Un niño no pronuncia claramente las palabras ni interactúan con los demás niños.
2. Un adolescente no hace sus deberes, no ayuda en casa, no trabaja en el almacén, ni tampoco habla de problemas o dificultades con sus padres.
3. Un adulto no presta atención a las normas de circulación mientras conduce, no expresa gratitud sincera a los demás, ni cumple con las citas que tiene con su esposa.

Excesos conductuales
1. Un niño se levanta a menudo de su cama, tiene berrinches cuando debe ir a dormir, tira la comida al suelo cuando come y juega con el mando de la televisión.
2. Un adolescente interrumpe frecuentemente las conversaciones de sus padres y otros adultos, pasa horas hablando por teléfono por la tarde y utiliza un lenguaje ofensivo.
3. Un adulto ve la televisión continuamente, come golosinas y otros dulces entre comidas constantemente, fuma un cigarrillo tras otro y se muerde las uñas.

De cara a identificar una conducta como excesiva o insuficiente, debemos considerar el contexto en el que sucede. Por ejemplo, un niño que utiliza un lápiz de color para escribir en una hoja de papel muestra una conducta apropiada. Sin embargo, sería considerado como un exceso comportamental el comportamiento de un niño que utiliza un lápiz de color para escribir en las paredes.

Con estas observaciones, desde la terapia de conducta y el análisis aplicado de conducta, se aportan una serie de técnicas que intervienen directamente sobre la conducta específica considerada como problemática.
Concluiremos esta introducción con una exposición de las características definitorias de la modificación de conducta. La más importante de ellas es el enorme hincapié que la modificación de conducta hace en definir los problemas usando términos de conducta que puedan medirse de una u otra forma, usando los cambios en la medida comportamental del problema como el indicador por excelencia del grado en el que se está aliviando tal problema.

Otra característica es que sus procedimientos y técnicas de tratamiento son formas de reorganizar el ambiente de un individuo a fin de ayudarle a que funcione mejor en la sociedad. La palabra ambiente hace referencia las variables concretas del entorno inmediato del individuo que pueden afectar al comportamiento. Por ejemplo, el profesor, la pizarra, otros estudiantes y los muebles del aula, son parte del ambiente del estudiante cuando está en el aula.

Una tercera característica es que sus métodos y su lógica pueden ser descritos con precisión. Ello posibilita que los modificadores de conducta puedan leer descripciones de los procedimientos utilizados por sus colegas, replicarlos y reproducir los mismos resultados.

jueves, 1 de marzo de 2012