lunes, 12 de marzo de 2012

Imitación

"Somos imitación en más de una mitad; lo importante, es escoger buenos ejemplos por imitar."
 Lord Chesterfield

Entre las acepciones que ofrece la Real Academia de la lengua Española (RAE) sobre la palabra "Imitar" encontramos las siguientes:
                                1.- Ejecutar algo a ejemplo o semejanza de otra cosa.
                                3.- Hacer o esforzarse por hacer algo lo mismo que otro o según el estilo de otro.

Teniendo presente estas acepciones y relacionándolas con la frase que encabeza esta entrada debemos potenciar en los niños el desarrollo de la capacidad de imitación, a través de la presentación de conductas adecuadas a imitar para su posterior generalización a otros contextos y como habilidad "puente" para el fomento de otras habilidades.


La imitación constituye uno de los principales procesos de aprendizaje. Esta habilidad no es innata sino que evoluciona a la par que el individuo se desarrolla. Por este motivo, muchos niños y niñas afectados de algún trastorno del desarrollo o cualquier otra afección que altere su desarrollo evolutivo normal, pueden no presentar esta habilidad o, si la presentan, puede no presentarse de forma generalizada (esto último quiere decir que el individuo no muestra esta conducta en diferentes contextos. Por ejemplo, es posible que el niño durante una sesión de trabajo imite a su terapeuta pero en casa no imita a su hermano mayor).

Son numerosos los estudios que demuestran la importancia de la imitación para el desarrollo de otras habilidades como puede ser el lenguaje. Veamos la relación existente entre imitación y lenguaje. El balbuceo en un bebe tiene varias funciones; con el balbuceo el niño consigue estimulación de las diferentes partes del aparato bucofaríngeo y, por otro lado, trata de "producir los mismos sonidos" que provienen de su ambiente. ASí cuando el bebé comienza a emitir algunos fonemas el adulto refuerza esta conducta prestándole atención y diciéndole "Muy bien, a ver como lo dices /aa/, /mm/". Como la conducta de emitir sonido ha sido reforzada positivamente, el bebé sigue realizando esta conducta hasta que va perfeccionando esos sonidos, los cuáles son reforzados nuevamente por las personas del entorno. 

Otro ejemplo muy ilustrativo de cómo puede ayudar la imitación a la adaptación del ser humano a su adaptación es su importancia en el desarrollo de las habilidades sociales. Por ejemplo, un niño que llega a un parque donde hay más niños jugando y comienza a hacer lo que ellos para lograr entrar en el grupo y poder participar del juego.

Por todo lo comentado es de vital importancia fomentar el desarrollo de esta habilidad en niños y niñas que por alguna causa no haya podido adquirir la capacidad para imitar. En el Análisis de Conducta Aplicado, esta habilidad constituye un área prioritaria a la hora de diseñar la intervención.


Omayra Figueroa Reguera

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